Un problema desconcertante que está llamando mucha atención es el de los derechos de propiedad intelectual (DPI). Se ha producido un avance considerable en este tema en los últimos años, pero un gran abismo separa a China del resto del mundo. Cuando examinamos de cerca algunas de las medidas adoptadas recientemente, se espera que exista una solución potencial para algunos de los principales problemas en el tratamiento de los DPI.
Mejorar la protección de los derechos de propiedad intelectual es la máxima prioridad del gobierno de Estados Unidos en su relación económica con China. Cada año, la embajada estadounidense patrocina una mesa redonda sobre DPI a la que asisten cientos de inversores estadounidenses.
Cabe destacar que China es miembro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), del Convenio de París de la Propiedad Industrial, del Convenio de Berna para la Protección de Obras Literarias y Artísticas, del Convenio de Marcas de Madrid, del Convenio Universal de Derechos de Autor y de Ginebra. Convención de Fonogramas. Desde el 9 de junio de 2007, China cumple plenamente el Tratado de la OMPI sobre los derechos de autor y el Tratado de la OMPI sobre interpretaciones y fonogramas. Su adhesión se esperaba en 2006, pero China accedió el 9 de marzo de 2007.
A pesar de todas las alianzas y el progreso de esta década, el representante comercial estadounidense afirma que China no cumple los derechos de propiedad intelectual. Los derechos de autor, invenciones, marcas y secretos comerciales se roban habitualmente. La piratería intelectual es uno de los mayores obstáculos de China para convertirse en un miembro de confianza de la comunidad económica mundial. Las normas y sanciones para la piratería de los derechos de propiedad intelectual siguen siendo leves y muy indulgentes.
Los recientes avances indican que China está acelerando su atención a los DPI. China reconoce cada vez más que la protección de los DPI es igual de importante para su propia industria. El escrutinio de la prensa mundial en torno a los Juegos Olímpicos de 2008 ha aumentado la urgencia del cumplimiento de la ley internacional por parte de China.